Empezaba el Rally de Suecia 2019 y lo hacía precisamente con la ya tradicional superespecial en el hipódromo de Karlstad, con unas condiciones que se alejaban mucho del manto blanco que pudimos ver en la edición del año pasado y que nos empezaba a hacer temer que vamos a vivir un rally muy accidentado y complicado por la escasez de nieve y las altas temperaturas. El propio Sébastien Ogier apuntaba a que los nueve grados que se vivían durante el día de máxima eran anormales para esta época del año, sin duda una de las razones que han hecho a Michelin cambiar el cupo máximo de neumáticos para los World Rally Cars de los 24 inicialmente previstos a los 30 con los que contarán finalmente.

Aunque no eran muchos los R5 que salían antes de los actores principales de la categoría reina, las roderas ya estaban marcadas en el recorrido de esta primera superespecial, dándole la razón tanto a Pierre Budar como a un Sébastien Ogier que se temían que los tramos de mañana les perjudiquen seriamente con la aparición de lo que los franceses denominan como “sopa”, esa nieve pasta que se forma cuando se empieza a derretir y que hace en muchas ocasiones que el agarre sea muy limitado en muchas secciones.

Obviamente de darse este tipo de circunstancias en la jornada del viernes, será Sébastien Ogier, líder del campeonato y encargado de abrir pista mañana, el principal damnificado. En el caso de que las gélidas temperaturas de la madrugada sean lo suficientemente bajas como para congelar toda esa nieve derretida, la organización respiró tranquila, contando con una buena base de hielo que se espera que aguante al menos en las primeras pasadas. De no ser así, no será de extrañar que puedan darse distintos recortes o alteraciones del recorrido, aunque lo que parece claro es que los bancos de nueve no estarán disponibles en esta ocasión para ser utilizados.

Con los pilotos peleando para mantener las ruedas dentro de las trazadas, los duelos quedaban marcados por el scratch de Thierry Neuville, ocho décimas mejor que Sébastien Ogier, y por la victoria en el duelo de Marcus Grönholm sobre el que fue su rival en la pasada década, Sébastien Loeb. El alsaciano, decimosexto a seis segundos del autor del scratch, admitía que no estaba disfrutando nada en estas condiciones, mientras que Marcus se debía acostumbrar a estos neumáticos mucho más anchos que los que empleaba él en sus distintas participaciones con monturas como el Peugeot 206 WRC o el Ford Focus RS WRC.

Andreas Mikkelsen terminaba tercero, en este caso a 1,1 segundos de su compañero de equipo, con los Toyota Yaris WRC de Ott Tänak y Jari-Matti Latvala cerrando las cinco primera posiciones. El finlandés, en el inicio de su 197º rally del Mundial encabezaba la armada de “Flying Finns” que han copado desde la quinta plaza hasta la undécima, con la única excepción de Kris Meeke en la décima plaza.

En WRC2 Pro, Kalle Rovanperä quedaba relegado a la tercera posición después de ser superado por su compañero de equipo, Eerik Pietarinen y por un Mads Ostberg que se quejaba amargamente del Citroën C3 R5 en su llegada a la meta. El también finlandés de Skoda conseguía colarse entre los World Rally Cars con su Fabia R5 apoyado por la red de concesionarios de la marca en el país nórdico. Cuatro décimas de renta para el noruego que mañana tendrá que vérselas con los dos talentos fineses de la firma de Mladá Boleslav y con los dos hombres de M-Sport Ford, Gus Greensmith y Luka Pieniazek. En WRC2, Jari Huttunen comenzaba su etapa como ex-piloto de Hyundai de la mejor forma, colándose en undécima posición también con un Skoda Fabia R5 y por delante de los hombres de M-Sport Ford WRT, Elfyn Evans y Pontus Tidemand.