Todos mirando al cielo, no solo para recordar a Niki Lauda en uno de los momentos más emotivos que ha vivido la Fórmula 1 en mucho tiempo, si no también ante la probabilidad de 90% de lluvia que anunciaba la señal internacional. Salida limpia y una carrera en la que Lewis Hamilton ejerció una estrategia inteligente incluso con los problemas de agarre en su eje trasero. Ferrari encontró un resultado mucho más positivo de lo que se esperaba para los derroteros que había tomado el fin de semana, mientras que Verstappen se puso el traje de las grandes ocasiones, el de la ofensiva, el mismo que Leclerc no pudo aprovechar.

Aun así, fue un arranque espectacular por parte de Charles Leclerc. El monegasco quería quitarse la espinita después de lo sucedido ayer, con una remontada que apenas duró 10 vueltas pero que nos animó enormemente el inicio del Gran Premio a la espera de la llegada de una posible lluvia. 14º tras apenas dos vueltas, el piloto de Ferrari se lanzaba a por todas, adelantando a Romain Grosjean en La Rascasse y buscando hacer lo propio con Nico Hülkenberg solo un giro más tarde.

El alemán no cedía y el toque se producía, dejando a Leclerc trompeado y con un pinchazo en la rueda trasera derecha que le obligaba a detenerse en boxes. Los daños en el SF90, sumado al tiempo perdido dejaba a Charles al final del pelotón. El Safety Car se desplegaba, provocando que la primera parada se llevara a cabo muy temprano, con un gran duelo entre Valtteri Bottas y Max Verstappen en la calle de boxes.