Rallismo Nacional y Atraso Tecnológico

"Let's go living in the past…"
Jethro Tull

El campeonato obtenido por Benito Guerra II en su primera temporada en la categoría estelar del campeonato nacional de rallies, pasó desapercibido en los medios, mayormente.

Benito tiene 21 años de edad y es el piloto más joven en conseguir este título en la historia del rallismo nacional, que se remonta a la década de los cincuenta, aunque hay personas que dicen que hubo algunos intentos antes, no documentados hasta donde yo sé. Su edad debería ser noticia suficiente, pues el rallismo es visto como una especialidad no de jóvenes, por no decir de viejos; no hay pilotos del tipo de los pisteros que tienen a ejemplares destacadísimos como Josele Garza, novato del año en Indy en 1980 a los 19 años de edad y sí vamos más lejos están los hermanos Rodríguez con sus hazañas de adolescentes en pistas internacionales.

Benito se preparó, fue campeón en una de las clases inferiores en 2005, y brincó con el equipo del excampeón Edwin Richter, ahora dedicado a ser el maestro de futuros pilotos en la escuela formativa del Autódromo Hermanos Rodríguez. Lo hizo a la par de Francisco Name, hijo del destacado promotor Frank, el del Concurso de Elegancia de Huixquilucan y la Expo Deporte Motor en el WTC capitalino. Pero mientras Benito hilvana victorias al principio del año, Francisco se salía de las rutas y terminó por dejar el equipo con ímpetus desbocados.

El heredero del modelo de un ‘piloto caballero’ como llaman los ingleses, su padre Benito Guerra I, tuvo una racha de problemas a media temporada pero cerró con victorias para asegurar el campeonato tras haber perdido el liderato cuando quedaban un par de fechas. Como las francesas, Benito apretó al final y se coronó. ¿Y los medios? Creo que ni se enteraron.

Parte del problema es que nuestro rallismo no tiene la difusión que merece porque no hay un profesionalismo en los resultados. Yo sigo sin entender como el Mundial de Rallies (WRC) puede entregar sus resultados día a día tras unos cuantos minutos de terminada la última etapa del día y nosotros tenemos que esperar hasta el miércoles siguiente para que nos puedan decir quien ganó, si es que lo anuncian, pues no hay un servicios eficiente de comunicación. Entiendo que hay que hacer una serie de revisiones técnicas, pero no entiendo como es posible que en rallies cortos, de un día de duración, tengas que hacer una revisión técnica al final si se supone que ya la hubo antes de arrancar y francamente las etapas con sus translados no dejan pie a meterle mucha mano a un motor o a mejorar el auto durante la competencia.
El pesaje no debe tener problemas, ni las medidas aprobadas, pero a poco existen palanquitas mágicas que puedes mover para que tu auto mejore de un segundo a otro y nadie se de cuenta? Vamos, ni en los turbos lo puedes hacer pues las llamadas válvulas ‘pop-off’ te delatan. Y todos los autos tienen un control o cerebro electrónico que dice lo que hicieron. ¿Entonces? ¿Tres días para inspección técnica? Se me hacen mucho.

 

 

Y luego eso de que no se dan resultados extraoficiales, como me comentó un miembro de la Comisión Nacional de Rallies, “por si prosperan las protestas o descalifican a alguien”. Lo que ellos ven como un problema, yo lo veo como una oportunidad. Si das los resultados extraoficiales y luego das los oficiales, tienes doble cobertura y aún más si hay descalificaciones pues dan pie a artículos adicionales, que un buen jefe de prensa podría manejar. Pero, como me dice otro amigo rallista: “Si descalificas a alguien lo exhibes como tramposo y en esta cerrada comunidad no puedes perder amigos; de por sí somos pocos…”. O sea que hay motivos más allá de lo legal.

Me permitiré narran una anécdota. Yo tengo pocos amigos y una vez uno de mis amigos se robó un disco de mi vasta colección. Lo confronté, me lo devolvió y luego se lo comenté a todos los demás amigos y simplemente dejó de hacer ronda con los demás amigos. Entonces, supongo que si un rallista lo descalifican por hacer trampa (y sabemos quien se equivoca al interpretar un reglamento y quien trata de sacar ventaja de él), pues exhíbanlo y que ya no compita hasta que se reforme y si repite, pues suspéndanlo y reexhíbanlo. No se vale perpetuar patrones de conducta de amiguismo y de los rollos esos de que el que no transa no avanza. Ya estamos en otro siglo y el país se nos está yendo de las manos porque no cambiamos de mentalidad en nada.

Digo, vamos a ponernos a dar resultados y mandarlos a los medios, y si luego hay cambios, pues también hay que publicitarlos, eso de que se desprestigia la categoría es un mito. Más desprestigia que todos nos enteramos de los cambios (siempre habrá un afectado que te cuente toda la historia y los periodistas son –Nota de la redacción: somos– chismosos profesionales) y se arman rumores que realmente desprestigian a muchos. Y más prestigio se adquiere cuando no se toleran las transas, no cuando se ocultan para salvar a los cuates.

Y retomo el punto: no es justo que el esfuerzo de Benito se quede en el anonimato, pus lo único que se logra con eso es que emigren los pilotos competentes y desconocidos, de los cuáles tenemos bastantes más de lo que se cree.

© CEJV/SHRAC 2006