1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán
 
 

Murió Salvador Galindo
Julio 1 de 2008
Por Carlos Eduardo Jalife Villalón

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Hay días en que despertarse trae malas noticias de inmediato y el martes 12 de julio fue de esos. Desde temprano en la mañana el teléfono sonó y el correo electrónico advirtió que había algo importante: nuestro amigo y miembro de número de la Scuderia Hermanos Rodríguez AC. Salvador Galindo, había fallecido.

Salvador había sido un baluarte del automovilismo desde su trinchera, pequeña o no, pero aportando siempre su mejor esfuerzo. Nacido un 24 de febrero de 1947 (margen de error estadístico de menos 1 a menos 5 años) se aficionó a los autos desde pequeño y ya para mediados de los años 60 estaba de ayudante en el equipo de carreras del afamado preparador Enrique Iglesias, que daba servicio al gran Moisés. En la carrera en la base aérea de Zapopan, el I premio Jalisco en octubre de 1965 le tocó estar con el Chevelle de Moisés quien enfrentaba a Pedro Rodríguez quien corría un Dodge Daytona para Automex. La carrera fue feroz, aunque al final el motor del Dodge dio de sí y Pedro quedó segundo, pero al terminar Salvadro fue a verlo a sus fosos y lo felicitó. Recuerd que Pedro se extrañó pues vio que traía la camisa dele quipo contrario y Salvador simplemente le dijo, que eso no importaba, que el manejo que había mostrado en la pista era lo que había hecho a la gente vibrar en las tribunas. A Pedro le cayó bien el detalle y tuvieron contacto más frecuente, aunque Salvador mismo decía que no eran grandes amigos, simplemente compartían cosas en común y nunca presumió la cercanía con el astro mexicano, no era su estilo.

Posteriormente en 1968 Salvador andaba con ansias de irse a Europa y Pedro le dijo que fuera a Le Mans y le conseguía pases y demás con su equipo que iba a ser el del NART, pero luego vino la posposición de la carrera septiembre, y el plan se abortó: Finalmente cuando tuvo nueva fecha Chava planeó todo para ir a Francia y cuando Pedro cambió al equipo de Wyer-Gulf-Ford, lo trajo consigo como su amigo y lo mantuvo en los fosos todo el tiempo recomendándole parar la oreja a ver que decían, pues no los conocía muy bien y quería enterarse de cómo lo consideraban los ingleses. Chava fungió a la perfección en su labor de espía hablando siempre en español con el piloto y fingiendo que no entendía mucho lo que se decía, pero comentando con Pedro todo lo que oía. Y ahí conoció a una fotógrafa que al año siguiente le mandó un retrato dedicado de Pedro. Posteriormente se iría a vivir a la parte francesa de Suiza viviendo, pero Pedro ya había muerto.

Y poco a poco fue dando renda suelta a su vena artística, y empezó a pintar autos de carreras, situaciones de carreras y esa sería otra faceta de su personalidad que lo acompañó hasta el final. Pero también se volvió rallista, hizo controles, ayudo en la organización y luego se entregó a la organización de eventos vintage siendo el más conocido el de Huixquilucan, por lo que en broma sus amigos luego el decían que era el ‘Conde de Huixquilucan’ o el ‘Duque de Entre Ríos’, pero el evento se volvió lo que ahora es en gran parte por el trabajo infatigable de persuasión de Salvador.

Yo en lo personal recuerdo que de las primeras veces que lo traté fue en ese concurso hace muchos años, a principios de la década de los noventa y luego lo tuve de invitado en mi programa de radio, siempre ameno como entrevistado y conocedor de muchas de las ramas del automovilismo. También, una vez le reclamé de algo que había hecho la empresa para la cual trabajaba, que afectó a todos los que usábamos los estacionamientos de CU para eventos de autos. Se mostró genuinamente molesto con el detalle, que desconocía, y desde entonces la relación se fortaleció porque encontramos que los dos buscábamos cosas interesantes para engrandecer el automovilismo, aportar y no lucrar como se estila en otros círculos.
Y poco a poco me fui dando cuenta de su carácter desprendido, como cuando le regaló a Nacho Segura un cuadro de Ricardo Rodríguez que él le había chuleado mucho o como cuando premió una gran actuación de Marco Tolama en Long Beach con otro cuadro del propio piloto en acción, simplemente por el gusto de haber visto una buena carrera del volante. Y muchas veces me consultaba cositas de los Rodríguez y un día no echamos horas examinando fotos de los cascos para ser fiel a la hora de detallarlos. Y muchos le pedían cuadros, como los de la Mille Miglia gringa que le encargaron su cartel original de la carrera, o simples aficionados que querían su auto favorito inmortalizado en los pinceles de Chava. Y en el número actual de Motro Clásico hay un artículo del amigo peugeotero Lorenzo Sendras que habla de la faceta de Chava artista.

Y en Huixquilucan de 2002 me llamó aparte y me dijo en la zona en la que exhibía sus cuadros y me dio un lienzo enrollado, con la consigna de que no lo abriera hasta la casa. Así lo hice y al llegar encontré el Porsche 917K de Pedro pintado en él, el cual atesoro, es mi único Galindo. Fue su forma de decir gracias por todas esas pláticas. Y siempre hablábamos de integrarlo a la Scuderia, pero nunca coincidimos hasta que Guillermo Salas forzó la cuestión y lo obligó a hacerse un campito, en los momentos en que la enfermedad que se lo llevó ya empezaba a asomar, pero todavía la creíamos reversible. Intercambiamos terapias diversas de tratamiento (una prima tuvo esclerosis múltiple y me tocó ver todo tipo de alternativas), pero las esperanzas se fueron desechando una a una. Y habría que reconocer la ayuda en esos meses finales del buen Juan Romero, quien se convirtió en su cuidador para permitirle asistir a los eventos automotores.

Y ahora que sabemos que finalmente Salvador se ha ido a ver a los Rodríguez, como decíamos jugando con la muerte hace unos meses, ya lo extrañamos porque ya no habrá esa plática amena y experta que aportaba al conocimiento. Lo extrañamos porque ya no habrá quien tenga el claro entendimiento de lo que se necesita para llevar adelante un evento basado solamente en lo comercial y proporcionar las soluciones necesarias. Lo extrañamos porque ya no disfrutaremos de sus pinceladas evocando algunos de los autos más gloriosos de la historia. Lo extrañamos porque era un hombre bueno, decente y comprometido con el automovilismo. Se nos adelantó Chava y esperamos que nos cumpla la promesa de saludar a Pedro y Ricardo de nuestra parte. Ya te lo reclamaremos cuando te alcancemos…

© CEJV/SHRAC 2008