1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán
 
 

Visita al Circuito Solitude afuera de Stuttgart
Junio 18 de 2008
Por Carlos Eduardo Jalife Villalón

   Da click en la foto para ver ampliación
 

Tras un reparador par de horas de compras en el centro de Stuttgart, los mexicanos de la Scuderia Hermanos Rodríguez AC que fueron a Le Mans a presentar una placa conmemorativa del triunfo de Pedro Rodríguez hace 40 años, pasaron a dejar sus compras al hotel y luego fueron a conocer el circuito de Solitude, en las montañas vecinas a la ciudad , donde alguna vez se celebraron pruebas no puntuables de Fórmula Uno.

Llegaron cuando el sol se ocultaba, pero pararon primeramente en la antigua recta de meta, donde todavía existe un edificio del ADAC en el cual se hacía el control de carrera hace tres o cuatro décadas y que ahora es el punto de reunión de la rama local del club alemán de automovilismo. Pudieron apreciar los restos de los fosos, los cuales cubren la entrada a otra versión más antigua del circuito a la cual se puede acceder mediante pago en ciertos días y horas programadas, y luego recorrieron el circuito de F1 bajo el volante de Gilberto Niño, quien comandó la FIAT Ducado en este reconocimiento como buen piloto que es.

El circuito mide 11 kilómetros y pico (medición muy socorrida cuando se trata de un circuito que ha sufrido alteraciones por ser carretero) y empieza con una derecha en casi 90º a la que sigue la sección de subida bien llamada “miseria” en alemán y luego serpentea hacia los bosques. En una zona, por la construcción de la autopista A8 se relleno un tramo de bajada y esa zona tiene árboles, pero tras una ligera extensión se puede recuperar el trazo original recorriendo unos 300 metros adicionales. Es un circuito muy demandante, incluso tiene un semáforo ahora a la entrada de un pueblo, y su Ese gigante en el segundo tercio del trazo es excepcional, especialmente para las motos. La zona final es muy rápida, con curvas de diversos radios y alta velocidad, por lo que Gilberto aprobó entusiasta el recorrido al terminar en la zona de fosos.

De ahí intentamos ir al hotel-restaurante en el que se hospedaban los pilotos que corrían el Solitude Grand Prix, pero ya no servían comida por la avanzada hora y tuvimos que ir a cenar a un restaurante italiano del centro de Stuttgart, donde nos atendió un mesero cubano y tomamos vino chileno en pleno centro de Alemania.

© CEJV/SHRAC 2008