1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán

Histórica 028
Enero de 2007
Por Carlos Eduardo Jalife Villalón

Bernd Rosemeyer, el único que pudo con la bestia de Auto Union

Hay pilotos que nacen para la velocidad y los dioses los reclaman jóvenes. Bernd Rosemeyer, alemán es uno de los grandes campeones de antes de la II Guerra Mundial, cuando la batalla entre Mercedes Benz y Auto Union cimbró las pistas del mundo en una demostración de poderío inigualado hasta mucho después.
El piloto nació en Lingen el 14 de octubre de 1909 y originalmente fue campeón alemán de motociclismo sobre unidades de las marcas BMW y NSU, por lo que era ideal para la gran bestia de esos años, el nuevo Auto Union de tracción trasera, diseñado por Ferdinand Porsche, pues no sabía como era un auto normal de carreras y nunca se quejó ni tuvo que adaptar su manejo, como otros pilotos que no se acostumbraban al motor trasero. Debutó en la escuadra germana en 1935, produciendo memorables contiendas contra Mercedes Benz y el poderoso campeón Rudolf Caracciola, ídolo de Alemania, quien se coronó como campeón europeo ese año, lo que equivalía al campeonato mundial de la Fórmula Uno actual que data de 1950.
Para 1936, Bernd ya era el líder del equipo de los cuatro aros, unión de las marcas, Audi, Horscht, DKW y Wanderer, y conquistó el campeonato europeo tras vencer en los grandes premios de Checoslovaquia, Suiza e Italia y obtener buenos resultados en otras grandes pruebas. En lo personal, su vida cambió cuando se casó on Elly Beinhorn, destacada aviadora alemana, que cubría rutas hacia Medio Oriente y África, rompiendo récords de vuelo, por lo cual le decían la Amelia Earhart de Alemania. juntos formaron una dorada pareja de la sociedad deportiva teutona.
Pero mientras Auto Union era el vehículo para el desarrollo del genio del Dr. Porsche, Mercedes era parte del gran complejo industrial germano que seguía los pasos de régimen nazi y como tal no podía perder la supremacía en casa. Por ello el campeonato de 1937 fue todavía más brutal. A Rosemeyer le tocó probar los nuevos inventos del Dr, Porsche, como el V16 y el auto de doble rueda en la parte trasera, además de los Auto Union versión C con el que venció en la Copa Vanderbilt en Nueva York y también dio una gran demostración en Donington, ambos territorios que las marcas alemanas codiciaban en el aspecto de ventas. Sin embargo, en las grandes pruebas el equipo de Mercedes volvió a dominar y Caracciola, apodado “Carratsch” por los fanáticos alemanes que querían un sonido más sajón en su campeón, volvió a ser coronado con el título europeo. Bern se desquitó imponiendo récords de velocidad en tierra con los carenados aerodinámicos emanados de la fábrica y mostró que su auto era el más veloz del mundo, aunque en el circuito no siempre resistía tanto como el Mercedes. Pero el Dr. Porsche tenía sorpresas programadas para 1938 y el invierno fue un receso obligatorio de recuperación en Auto Union, que espera reivindicarse en las pistas.
Mas Mercedes, picada en su amor propio por la superioridad de Auto Unión en las pruebas de velocidad en carreteras rectas, pidió a la federación alemana que le permitiera hacer intento de velocidad y recuperó la mayoría de los récords a principios de 1938. Porsche llamó a su estrella y Bernd fue reclutado para traer las marcas de regreso a la firma de los cuatro aros y se programaron algunas pruebas en las supercarreteras alemanas para finales del mes con un nuevo auto carenado. El 28 de enero en la increíblemente recta autopista Frankfurt-Darmstadt, a 10 kilómetros de esta última ciudad, Bernd iba camino a la gloria tras haber sido más rápido que el récord existente en su primera corrida de prueba, pero el frío que azotaba su patria no lo perdonó y lo atrapó en un viento cruzado debajo de un paso a desnivel, cuando iba cerca de 400 kph y acelerando. El auto quedó deshecho y a una centena de metros encontraron el cuerpo de Berna intacto, sin golpes aparentes, pero pálido como la nieve, víctima de golpes internos que lo desangraron.
En la autopista, a unos pasos de un descanso para los camioneros que la transitan, existe un pequeño memorial en el sitio en que quedó su cuerpo, en donde el mundo lloró su muerte. Un oasis de calma en el bullicio de una de las carreteras más transitadas de Europa.
© CEJV/SHRAC 2007