1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán

Histórica 029
Febrero de 2007
Por Carlos Eduardo Jalife Villalón

Ukyo Katayama, el piloto que más alto ha llegado sobre la Tierra

La Fórmula Uno es la cumbre del automovilismo, un de los deportes más rápidos y exigentes del planeta. Pero no es la cima de la vida, ni para un piloto: hay cumbres más altas que la F1.
Ukyo Katayama fue uno de los mejores pilotos japoneses de la época en que el dinero nipón alentó la participación de sus compatriotas en las década de los 80 y 90. Nacido el 29 de mayo de 1963 en Tokio, su signo de Géminis lo marcó para ser un doble deportista de alto nivel en dos disciplinas tan dispares como alpinismo y automovilismo.
Tras la usual escalera recorriendo categorías inferiores en Europa, pues aprendió en la escuela Elf-Winfield en Francia sin saber una palabra del idioma, pasó a la F3, donde se le recuerda por un gran accidente en Clermont Ferrand, del cual salió con el cuello y las dos piernas rotas y que se pensó que sería el fin de su carrera como volante de alto nivel); luego escaló a la F3000, pero regresó a la versión japonesa de la misma, la Fórmula Nippon y ahí se coronó en 1991 con lo que se ganó el debut en la F1 al año siguiente.
Ukyo sería un regular en la máxima categoría durante seis años, se mantuvo en la F1 hasta 1997 disputando casi 100 grandes premios, pero solamente obtuvo cinco puntos en ese lapso (con un sistema que recompensaba a los seis primeros solamente, no el actual de los ocho mejores).
Debutó en el GP de Sudáfrica de 1992 con el extinto equipo Larrousse y con él vino a México, donde me tocó ser su comisario de fosos durante el Gran premio de 1992, el cual terminó agotado y casi desmayado, pero no se rindió. Para 1993, con el apoyo de su patrocinador, Cabin Club, se fue a Tyrrell, y en 1994 hizo ver su suerte a Mark Blundell, su coequipero, y obtuvo sus primeros, y únicos, puntos. Pero el equipo del viejo leñador inglés empezó a declinar y las temporadas de 1995 y 1996 no trajeron más logros. Para 1997 pasó a Minardi, pero la suerte ya no le sonrió y aunque siguió saliendo indemne de sus accidentes, al final de temporada, superado por el novato Jarno Trulli, el también llamado ‘Ukyo Kamizake’ se retiró de la máxima categoría. No se retiró de las pistas y siguió corriendo en Japón autos sport y prototipos, incluso fue segundo en las 24 Horas de Le Mans y en los 1000 Kilómetros de Fuji manejando para Toyota.
Y sería fácil decir que fue uno más de los múltiples nipones en F1, pero en 1998 se supo que había corrido desde fines de 1994 con un cáncer de la espalda, que permaneció en secreto para que no fuera excusa respecto a su desempeño. No era letal, pero si doloroso, especialmente en un auto de carreras que se mueve y resiente tantos impactos en el cuerpo; recibió tratamiento y su físico respondió por lo que se le declaró completamente curado.
Siendo un deportista completo, que había subido varias veces el sagrado monte Fuji en Japón, pronto anunció que quería ser el primer piloto de Fórmula Uno en la cima del mundo, y no hablaba figurativamente. Consiguió apoyos de muchos lados y en 2001 ya estaba listo y subió al Cho Oyu, en la cordillera de los Himalayas; al otoño siguiente, en 2002 llegó a la cima del Everest; luego ha seguido con otras montañas como el Manaslu (octava del mundo) en 2006 y sigue escalando y organizando expediciones a las montañas más altas de la Tierra.
A la vez, ha corrido también en eventos de tipo raid, como el Rally Dakar, con camionetas de Toyota, y a los 43 años de edad el diminuto japonés de 1.65 metros de estatura se precia de ser el único piloto de F1 que ha pisado el techo del mundo. Asfalto, hielo, desierto, todo el mundo es su mundo.
© CEJV/SHRAC 2007