1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán

Histórica 030
Marzo de 2007
Por Carlos Eduardo Jalife Villalón

Alexis Callier, el fotógrafo coleccionista de Ferrari

En Bélgica, al sur de Gante, hay una zona de casas con amplios jardines, donde la vida parece remontarse la tranquilidad de mitad del siglo pasado. Ahí, en medio de la calma tiene su base uno de los fotógrafos amateurs más reconocidos del mundo, además de ser uno de los coleccionistas más importantes de fotos de Ferrari, si no el más: su nombre Alexis Callier.
Ha colaborado en decenas de libros con material propio y que ha comprado a lo largo de los años, de otros buenos fotógrafos como, por ejemplo, Eric de la Faille, y tiene un archivo impecablemente organizado desde el cual comparte la pasión automovilística por todo el mundo.
Alexis es también pieza fundamental del Club Ferrari de Bélgica y se encarga de producir su libro anual en el cual detallan las aventuras, competencias y viajes de su membresía durante el año, con muchas fotos del propio Callier como participante activo, pero además siempre tienen artículos de investigación histórica profunda, que Alexis dirige e ilustra con su trabajo. Es un ejemplar de colección, generalmente accesible sólo a los miembros, el cual se edita anualmente y cuenta ya con 18 números, siendo una de las publicaciones más reconocidas entre los clubes oficiales de Ferrari en el mundo.
La oficina de Callier está en un anexo climatizado de su casa y, a simple vista, no tiene mucho de distinto a una normal, excepto porque sus vitrinas guardan colecciones de autos, casi todos en escala 1/43, pero lo de él son Ferraris y autos significativos de Bélgica, su patria, con pilotos clásicos como Jacky Ickx, Willy Mairesse, Lucien Bianchi y Olivier Gendebien. Y en las paredes tiene decenas de placas de eventos automotores en que ha participado, aunque confiesa “no soy un piloto muy rápido, pero me divierto”.
Pero hay también una serie de muebles de madera sin mayor distinción y es ahí donde están los tesoros. Al abrirlo hay álbumes que tienen ordenados por evento cronológicamente por años fotos suyas desde los años 50, pero también las que ha adquirido, cambiado o recibido como regalo a través de los años. Nos pone a prueba y dice: “Menciona una carrera”. Yo lo hago y digo, “Nassau 1959”. Abre una puerta, saca unos álbumes, hojea varios hasta que llega al que tiene diciembre, y los eventos de la Semana Internacional de la Velocidad en Bahamas y muestra fotos de las carrera, los pilotos y los autos, con énfasis claro en Ferrari, sus pilotos y sus equipos. Repetimos la prueba en los años 60 y luego en los 70 y la respuesta nos deja mudos de la impresión de ver tantas fotos, tan buenas y tan diversas.
Pero Alexis no es un atesorador per se. Él comparte su colección con autores de todo tipo de materiales acerca de autos, y frecuentemente es uno de los expertos que lidera la investigación de fotos obscuras con su ojo clínico para el detalle y su conocimiento de haber fotografiado durante décadas. De hecho, cuenta que empezó a sacarlas, ”como medio para poder ir a las carreras, se las daba a algún amigo periodista o publicación y ellos me acreditaban. Así viaje por muchos lados del mundo. Es una pasión que se lleva en la sangre”. Y muchas de sus fotos están en las 592 páginas de mi libro Los Hermanos Rodríguez, que apareció hace unas semanas.
Pero Alexis no es infalible en su historia y veo que también tiene algunas dudas, que escribe en lápiz en el reverso de las fotos y va corrigiendo con el tiempo. Me interroga acerca de personas cercanas a los Rodríguez que aparecen en las fotos y así va cambiando nombres y quitando signos de interrogación a su colección. El tiempo pasa volando entre la historia que detalla en sus archivos y pienso que en Japón ya hubiera sido nombrado tesoro nacional viviente. Pero en el automovilismo es una leyenda viviente.
© CEJV/SHRAC 2007