1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán

Histórica 041
Enero 25 de 2008
Por Carlos E. Jalife Villalón

¿A Donde Iba Pedro en 1972?

A raíz de escribir el libro Los Hermanos Rodríguez, la biografía de Pedro y Ricardo, me he encontrado con que la gente tiene muchas teorías y algunas son realmente locas acerca de lo que hubieran hecho los Rodríguez si no se hubieran matado en las pistas. Creo que es tiempo de poner algunas cosas en claro, de lo que he investigado y hablemos primero de Pedro y sus opciones para 1972 y ya en otro artículo veremos que pensaba para 1963 Ricardo. Consideremos esto como parte del epílogo de la biografía (y ahora mis amigos entenderán por qué necesitaba otras cuantas páginas, pues esta es la versión resumida).

Lo que es indudable es que Pedro se iba a llevar a Alejandro, su hermano, a Europa en 1972; ya había pedido permiso a los papás, pues no tenía mucho futuro en México, ya que no le gustaba la escuela y su mamá temía que se echara a perder con malas compañías. Alejandro tenía manos decentes, aunque luego intentaba algunas maniobras al volante en su colonia (la Anzures/Polanco) que terminaban en choques, pero nunca había sido tan deportista como sus hermanos, lo cual Pedro pensaba compensar teniéndolo con él y el plan original era mandarlo a la escuela de Porsche para que aprendiera mecánica y llevarlo los fines de semana a las carreras con él para que fuera una especie de asistente suyo y a la vez se fuera metiendo al ambiente. Alejandro cumplió 16 años de edad una semana antes de la muerte de Pedro y eso truncó el proyecto, que incluía debuta con él en Le Mans en cuanto tuviera 18 años, probablemente en 1973 (aunque la carrera era tres semanas antes del cumpleaños de Alejandro, peccata minuta). De hecho, la gente de Porsche le ofreció a Alejandro, a través de Rico Steinemann, su director de relaciones públicas y ex piloto, en diciembre de 1971, llevarlo a la escuela de mecánicos de Porsche, tal como lo habían platicado con Pedro; Alejandro no se lanzó pues ya no estaba su hermano para cobijarlo y prefirió quedarse en México, donde nunca logró resultados relevantes en las pistas.

El otro plan definitivo de Pedro era formalizar la Scuderia Rodríguez como equipo de competencia. Ya había hablado con Ermanno Cuoghi, el jefe de mecánicos del equipo Wyer desde su fundación con Ford en 1963, para que fuera su jefe de equipo. Y habían pensado en un mexicano, Jo Ramírez, para que fuera el jefe de mecánicos de la nueva escuadra en las categorías que se pudiera intervenir. Hay constancia de que Pedro le había comentado a algunas personas de su confianza, como Tim Parnell, del equipo satélite de BRM; en el cual corrió en 1969 en F1 las primeras fechas, quien ahora era el director del equipo oficial de BRM, que necesitaba dinero urgentemente y por eso iba a correr la fecha de Interserie en el Norisring el Ferrari en que perdió la vida, pues el pago era de entre tres y cinco mil dólares (Gernot Leistner, el promotor y hasta la fecha presidente del Motosport Club Nürnberg que organiza la fecha en el trazado alemán, solamente se rió nerviosamente cuando platicamos del tema y me dijo que mi cifra andaba en lo correcto, pero nunca confirmó con exactitud cuanto le pagaron a Pedro por ir a esa carrera) más premios de hasta 25,00 francos suizos, con lo cual podía redondear un fin de semana con 10,000 dólares libres de polvo y paja, pues era indudable que nadie le iba a ganar. Y por eso le molestaba tanto a Pedro que BRM no cumpliera con el P167 de Can-Am, el mismo que había intentado debutar en Zolder (Interserie) unas semanas antes y no quedó listo. En Can-Am había más dinero y un piloto con un auto decente podía ganar mucho dinero. Incluso le comentó a un amigo que si BRM no le cumplía en la siguiente fecha iba a asociarse con Chinetti para comprar un McLaren y correrlo privadamente dividiéndose los premios. Y por eso mismo, había aceptado la oferta de Bill France de correr algunas de las fechas de NASCAR a finales de temporada en 1971, pues había buenos premios y no era tan difícil ganarles a la mayoría de los pilotos sureños, solamente algunos daban problemas en su opinión. La cifra que Pedro tenía en mente era de 100,000 dólares para echar a andar su Scuderia Rodríguez y contaba con una buena actuación en el Gran Premio de Estados Unidos, donde el primer sitio se llevaba 50 mil presidentes muertos, el segundo 20 mil y así para abajo –y eso también da a entender el enojo de Pedro en 1970 cuando tuvo que entrar a recargar gasolina a siete vueltas del final y perdió la victoria ante Fittipaldi y, de paso, recibió 30 mil dólares menos.

La Scuderia Rodríguez, si todo funcionaba bien, iba a tener autos en F1 –uno para Pedro– y en F2 –un par para el mexicano Juan Carlos ‘Huevo’ Bolaños y el argentino Carlos Marincovich, ambos amigos del volante–, mientras que intentaría también correr autos Sport, Can-Am y NASCAR en diversos momentos de la temporada, incluso la Interserie si había algún fin de semana libre. Tanto a Bolaños como a Marincovich –quien había sido su coequipero en la Temporada Argentina de F2 en 1968– los consideraba pilotos de gran futuro y prefería tener latinos, por ello también la elección de Cuoghi y Ramírez, competentes y dedicados como el que más, pero no fríos como los anglosajones.

Pedro también tenía algún trato con Bernie Ecclestone, quien ya había platicado con Ron Tauranac, el dueño de Brabham tras el retiro de Jack Brabham, acerca de invertir en su equipo de carreras. Pero Bernie, quien conocía a Pedro desde sus tiempos en Cooper (1967) también había platicado algo con Pedro acerca de “hacer algo juntos” (y las dos veces que le he preguntado, Bernie se sonríe y me dice que es “más complicado” y que un día me lo explica cuando tenga tiempo, pero no se ha dado) y Pedro estaba formalizando el aspecto de que Bernie se encargara de sus asuntos, como lo había hecho el químico inglés con Jochen Rindt, cuando se interpuso el 11 de julio de 1971. Total que ya sin Pedro en octubre de 1971 Bernie acabó invirtiendo en el Brabham y compró todo el equipo. Lo cual nos indica que o iban por el camino de poner un equipo juntos o entrarle a la compra de Brabham, o quizás hacer que la Scuderia Rodríguez funcionara como equipo satélite de Brabham, quien construiría sus chasises de F1 y F2.


Sin embargo, el propio Ermanno me comentó que Pedro también estaba en tratos con la gente de Lola, probablemente con su dueño Eric Broadley a quien conocía desde años atrás, para que le diseñaran autos de F1 y F2 y aprovechar sus carros prototipos y de Can-Am/Interserie (o sea, Grupo 7) para hacer un equipo en todas las series. La idea era que harían los monoplazas de F1 y F2 y Pedro tendría un equipo oficial de la marca en Can-Am (donde en 1971 el equipo oficial fue el Carl Haas Racing usando a Jackie Stewart con el Lola T260, pero el escocés no disfrutaba mucho el estar cruzando el Atlántico cada semana y le llevó a tener una úlcera que lo imposibilitó parcialmente, por lo que en 1972 David Hobbs fue el piloto que corrió con el T310 de Haas) e Interserie. En el Mundial de Prototipos preparaban un auto para las nuevas reglas de tres litros en 1972, mismo que finalmente quedó en manos de Jo Bonnier, quien se mató en Le Mans ese año con el Lola T280. Y Lola tenía ya un auto de F2, el T240 con motor Cosworth, y producía autos de F5000 (en 1971 en diversos campeonatos se usaron el T192, el T242 y el T300), que eran muy similares a un F1, por lo que el brinco a la F1 era bastante cómodo y en 1972 Lola sacó el T330 de F5000. Pero con la muerte de Pedro el proyecto de F1 se pasmó y sería revivido posteriormente por Graham Hill, quien dejó Brabham a la llegada de Ecclestone y fundó su propio equipo, el Hill Racing, que patrocinaban los cigarros Embassy y usó el Lola T370 de F1 en 1974.

Y ya que tocó el tema de los cigarros, platiqué con John Hogan, quien en ese entonces empezaba a fundar para Philip Morris el Marlboro World Championship Team –que contrataba a pilotos y los ponía en diversos equipos que patrocinaba o le pagaba a pilotos destacados que no tuvieran conflicto de patrocino para que llevaran su emblema en sus overoles y cascos– ya había acordado con Pedro que lo querían para 1972 y sería el eje de una campaña publicitaria en su mercado mexicano y el patrocinio era cuantioso, por lo que era una de las bases económicas que tenía para poder lanzar su Scuderia Rodríguez. Y esto nos lleva a que BRM, que fue el equipo que obtuvo el patrocinio de Marlboro para 1972 (recuerden que JP Beltoise ganó en Mónaco con un BRM decorado con los colores de los cigarros en la lluvia en el Principado), también quería retener a Pedro para 1972, pues sentían que estaban cerca de un campeonato con él. Pedro estaba a gusto con la firma, pero había muchos detalles que le disgustaban del trato casi autocrático de Louis Stanley con el resto del equipo y si podía fundar su Scuderia, esta esa era su preferencia, aunque había pensado que si no juntaba todo el dinero necesario, bien podía empezar en la F2 y seguir siendo piloto de BRM un año más. Pero para firmar Pedro había planteado preliminarmente un buen aumento de sueldo y la condición de que le tuvieran listo un auto de Grupo 7 –desde principio del año– para poder correrlo en América (Can-Am) y Europa (Interserie) en sociedad con BRM, tal como había hecho Amon con el Ferrari 612P o Siffert con el 917PA, por ejemplo; BRM aparentemente estaba dispuesta a complacerlo pues estaban en deuda con él por todos los problemas del P167 en 1971 y querían quedarse con Pedro pues Marlboro había expresado su interés en que el paquete de patrocinio par 1972 incluyera al mexicano… y también a Jo Siffert (quien se mató en octubre de 1971 y ya tenía un trato con la cigarrera).

Pero también había otra opción interesante en F1. Pedro, cuyo corazón ferrarista nunca estuvo en duda, había recibido ofertas para correr prototipos en 1972 con Ferrari, pues era notorio que Porsche no iba a construir un prototipo de 3 litros para substituir al poderoso 917 en el campeonato de marcas. Alguno de sus amigos de Ferrari le comentó que don Enzo estaba impresionado y lo quería de regreso para hacer equipo con Ickx y otros pilotos ante lo que preveían sería una dura batalla contra Matra, Alfa Romeo, Lola y Mirage. Pedro, había salido de Ferrari a fines de 1969 (después de que Amon abandonó la casa de Maranello frustrado por la falta de resultados) al habérsele negado correr 1970 tanto en F1 como autos Sport con los italianos por consideraciones más comerciales que otra cosa, y ante el mensaje velado de su amigo insistió en que solamente regresaría a Ferrari si era un paquete completo, F1 con Prototipos y sugería llevarse a Ermanno y a Jo con él. Todo o nada. El amigo, quien lo había contactado en Le Mans, le comentó semanas después que don Enzo había expresado una opinión favorable a que Pedro regresara, aunque no se había planteado formalmente el asunto. Y Pedro estaba dispuesto a fundar solamente su equipo de F2 para correr con Ferrari en el equipo haciendo pareja con Ickx. Ya no hubo una oferta formal, pero en 1972 Ickx se quedó en Ferrari en los equipos de F1 y prototipos, Ermanno llegó a este último equipo al igual que Brian Redman, otro de los coequiperos de Pedro en Porsche.

Pero el equipo de John Wyer, que manejaba el programa de los Porsche 917 como antes había tenido el de Ford y sus GT40 cuando Pedro ganó en Le Mans en 1968, estaba por deshacerse, pues Porsche no iba a tener un equipo de gran calibre en el mundial de marcas, solamente los 911 con sus evoluciones (R, RS y RSR que llevarían a los 934 y 935). Wyer ya había obtenido muchos títulos con Aston-Martin, Ford y ahora Porsche y se quería retirar al sur de Francia, mientras que Gulf insistía en desarrollar los prototipos Mirage que había probado ampliamente Wyer en años anteriores; finalmente se armó el equipo Gula con el ingeniero de Wyer, John Horsman, al mando, mientras David Yorke, el director de equipo de Wyer se iba al proyecto Tecno de F1 con apoyo de Martini, marca que patrocinaba al otro equipo semioficial de Porche con los 917. Y Horsman hubiera querido quedarse con Pedro, pero nunca se planteó la cuestión antes de la muerte del mexicano y fue Derek Bell, otro de sus coequiperos en el John Wyer Automotive Engineering, el que se quedó con los Mirage como volante principal apoyado pro el holandés Gijs Van Lennep, ganador de las 24 Horas de Le Mans 1971 en un Porsche del equipo Martini.

Pero Porsche no había todavía cerrado las opciones para Pedro y le habían comentado de correr juntos en 1972. Pedro, que sabía que iban a ir a Can Am con un 917 turbocargado que sería encargado al equipo Penske, había comentado que le interesaba el proyecto, pero aparentemente Roger Penske (quien fue copiloto de Pedro en Le Mans en 1963 en un Ferrari 330TR y abandonaron tras un despiste de Roger que dañó el auto tras que Pedro había sido el más rápido en las prácticas) no estaba seguro de poder poner a Mark Donohue con Pedro como coequiperos pus era conocido que al gringo no le caía bien Pedro, y más después del incidente de Sebring en 1971 cuando acabaron a laminazos en la pista y Pedro fue a gritarle “gringo loco” a Mark antes de que se lo llevaran los mecánicos de Wyer de regreso a los fosos del equipo inglés. Roger estimaba mucho a Pedro, pero no se había pactado todavía si tendría dos autos y quien pagaría los pilotos, aunque la costumbre de los alemanes era poner la mitad del talento y desarrollar el auto al parejo con el equipo (y sigue siendo el estilo como se puede apreciar hasta la fecha en el equipo de prototipos de la ALMS que tiene Penske usando los Porsche Spyder RS). En 1972 Donohue chocó y entró al quite George Follmer, quien se coronó en Can-Am acabando con la hegemonía de McLaren, pero si George pudo hacerlo, es indudable que Pedro hubiera arrasado en el 917/10 que en 1973 se transformó en 917/30 para llevar a Mark al título. Lo cierto es que los alemanes hubieran tratado de retener tanto a pedro como a Siffert, igual que BRM, pero es dudoso que pedro hubiera querido correr el 911, que era un GT y no un prototipo, pues eso le hubiera impedido correr por el triunfo absoluto, y más que tenía otras opciones. Otra opción era darle un 917 para correrlo en Interserie con su propia Scuderia a cambio de algunas carreras selectas en los 911, lo cual hubiera compensado un poco la falta de triunfos absolutos.

Una certeza es que en 1972 Pedro hubiera seguido corriendo en NASCAR, en la Copa Winston, con los equipos que Bill France le consiguiera. France, mandamás de la serie tenía una visión de volverla nacional e intuía que Pedro era un elemento que podía atraer a las poblaciones de latinos en EU para darle un componente más de diversidad a su serie, además de que era un gran piloto al cual Bill quería mucho, lo cual me confirmó uno de sus hijos. A Pedro, cuya condición física era insuperable, le gustaba dar vueltas a mucha velocidad contra muchos de los ‘gorditos’ sureños y sabía que en el peor de los casos siempre quedaría entre los 10 mejore, con respetables recompensas monetarias por su esfuerzo. Todos los fines de semana libres de principio y final del año los podía dedicar a NASCAR y eso era un plan ya pactado con France.




Total 1972 planteaba un equipo de F2, más carreras en NASCAR, quizás un equipo de F1 propio –la Scuderia Rodríguez–, participaciones en Can-Am e Interserie y en el Mundial de prototipos, ya fuera con un equipo propio o semioficial. El cielo era el límite, pero como decía el propio Pedro: “No importa donde estés, cuando te toca, te toca”. Y a él le tocó el 11 de julio de 1971 en el Norisring alemán.

© CEJV/SHRAC/2008